sábado, 25 de julio de 2009

Cuando sabes la verdad, podes elegir que hacer con ella. Podes negarla o podes aceptarla. Buscamos desesperadamente la verdad, esa misma verdad que nos da miedo escuchar. Si negas la verdad va a ser tu responsabilidad cuando te explote en las manos. La verdad libera, porque uno es dueño de hacer con ella lo que quiera, incluso negarla. Por eso la vida es divertida. Porque no dura para siempre. Podes vivir negándolo, pero lo único que vas a ganar, es desperdiciar tu tiempo, tu vida. La salida al peligro esta en el peligro mismo. La verdad no se interpela, no se pregunta, nos arrincona y muchas veces no hay respuesta. La verdad a veces, no da certezas, sino algo mucho más peligroso: dudas. La verdad asusta. La verdad despierta, acude y paraliza. La verdad desnuda, incomoda. La verdad libera y confunde. Pero la verdad también nos da la fuerza para afrontarla con alegría. La verdad es como el sol en la cara en una tarde de invierno. Es un carnaval en la nieve. La verdad a veces duele, pero sin lugar a dudas, la vedad es, fue y será… la fiesta de todos.

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